Bienvenidos

Pocas cosas tienen tanta importancia como creemos

lunes, 12 de abril de 2010

La sardina que quería ser sirena

Desde que era un crío, me ha gustado cantar en la ducha. No sé el porqué, pero es quedarme en cueros y meterme debajo de la alcachofa y las notas empiezan a brotar. Además, debo reconocer que soy de los que canta a pleno pulmón y no acierta todas las notas. Pero estoy en la ducha y no importa. Mis vecinos nunca se han quejado y, como motivos les he dado, sólo se me ocurren dos razones: les asusto o les gusta mi repertorio. Porque sí, ya que el canto no es una de mis virtudes, no me pongo límites. Como cante lo que cante voy a desafinar, eso me permite atreverme con todo: desde "Fiel espada triunfadora" a "Old man river", pasando por "Blame it on the boogie" y todos los megahits de los musicales Disney (La Sirenita, La bella y la bestia, Aladdin, Mary Poppins, el Rey león...) Ah, y se me olvidaban las canciones navideñas. Empieza el día con alegría, ya lo decía Leticia Sabater... 

Pero estoy en la ducha.

Ésa es la cuestión : sé que hago el gañán, pero lo hago en la ducha. Y, sobre todo, sé que canto mal. Jamás se me ocurriría hacerlo en público. Y ocasiones he tenido.

Eso nos lleva a los concursos de talentos. En el extranjero han arrasado The X Factor y American Idol. Aquí hemos copiado la fórmula con bastante éxito, aunque sin llegar a las cotas de Estados Unidos o Gran Bretaña. ¿Tenemos menos talento? No lo creo, pero es cierto que nuestra formación en ese terreno es muy deficiente. En los países anglosajones la educación musical es muy importante en el desarrollo de los chavales. Yo, cuando iba al colegio, tocaba la flauta (Naveira do mar y Asturias) y poco más. Por otro lado, también nos lastra nuestro terrible sentido del ridículo. A los españoles nos cuesta mucho reírnos de nosotros mismos. Vamos a ilustrar esto con dos actuaciones de American Idol: en una de ellas, la falta de talento es evidente (y la de medicación apropiada); en la otra, la falta de vergüenza, también. 

En la primera, "Red", un tío grande como un castillo y con aspecto de haber talado la mitad de los árboles de Minnesota, se atreve con un temazo que encabeza casi todas las listas de clásicos. No os perdáis el cabreo final. Da igual que no os manejéis con el inglés; se entiende perfectamente.




¿Creéis que Red está bien de la cabeza? ¿Los organizadores del concurso se han aprovechado de su distanciamiento con la realidad musical? ¿Un gato dentro de un saco cantaría como Red?

En la segunda, estas dos niñas amorosas y angelicales nos dedican una de las actuaciones más originales que he visto. Juzgad por vosotros mismos.



Con semejante talento, ¿ayuda la fabada a tu carrera o es mejor beberse seis tónicas antes de empezar? En cualquier caso, la actuación de estas chicas ¿os indigna u os merece respeto?

1 comentario:

  1. Me han gustado más las niñas jajajaja, si es mi hija la saco a gorrazos del escenario... digo yo que donde encontrarás estos videos... Un beso, Alicia

    ResponderEliminar