A mí siempre me ha gustado la Navidad. Mi familia es muy reducida y nunca he podido disfrutar de esas tradicionales estampas navideñas donde los diferentes hermanos, cuñados, tíos, primos y abuelos vuelven a casa por Navidad, como aves migratorias cargadas de regalos y problemas. Reuniones llenas de alegría y de risas, pero también de viejas rencillas sin curar y discusiones a voz en grito. Los temas estrella son: herencias, a quién le toca este verano la casa de la playa y este mes te quedas tú con papá que yo voy a pintar el salón y no tengo dónde meterle.
También hay gente que ENLOQUECE con la Navidad. Pone villancicos a todas horas, llena su casa de adornos cursis, organiza fiestas casi todos los días y quiere atiborrarte de turrón y peladillas cada vez que te ve. Quieren hacerte engullir la Navidad. Tan pesados son estos como los cenizos que no paran de decir: "a mí no me gusta la Navidad." "Es todo falso" "Odio la Navidad"
Pues os aseguro que no habéis visto nada. Os dejo con unos ejemplos de decoración navideña que harían palidecer a Cortylandia. Antes, la iluminación de las casas era bastante simple; la única variable era el número de bombillas que estabas dispuesto a poner. Ahora, con la electrónica y la informática al servicio de los horteras pueden prepararse coreografía lumínicas al ritmo de la música que a más de uno le dejarán al borde del soponcio.
¡ES IMPRESCINDIBLE VER LOS VIDEOS CON SONIDO!
¡Y tú que te creías atrevido por colocar un Gormiti en el Belén! Mira este otro.
¿A que te han dado un par de ideas locas para la próxima Navidad?
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