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Pocas cosas tienen tanta importancia como creemos

jueves, 8 de julio de 2010

COMPLEJOS

Hacía mucho que no me pasaba por aquí pero no ha sido por dejación, creedme. "Solo en casa" acabó con gran éxito en el teatro Alcázar; hubo a quien le pareció una apuesta muy arriesgada y quien me vaticinó un estupendo batacazo. También hubo quien desapareció, como absorbido por otra dimensión; los mal pensados dicen que estaban esperando a que las cosas me salieran mal para aparecer pero yo creo que, simplemente, se les olvidó apoyar a un compañero en una aventura tan arriesgada. Pero también hubo personas cuya opinión valoro enormemente,  amigos y profesionales, que vinieron, y con sus consejos y su sola presencia me ayudaron a seguir luchando y a mejorar. GRACIAS.

Por fortuna, las cosas salieron bien. Eso sí, competir contra el puente del 1 y 2 de mayo, la final de la liga con todos los partidos a las 21.00 del sábado 8, la fiesta de San Isidro con la Gran Vía cortada, la final de la Champions en Madrid el fin de semana siguiente, el puente del 1 de junio y, para terminar el mundial y el España-Chile el día que despedía la temporada en el teatro Alcázar, han servido para poner a prueba mis nervios y dejarme al borde de la catatonia. Por fortuna, se ha cerrado la temporada con un buen sabor de boca y nos planteamos una segunda. Quería arriesgarme y lo hice; me podía haber salido mal pero lo importante era intentarlo.

Acaba de terminar el partido contra Alemania y ya sabemos que España jugará la final contra Holanda. Me he hartado, li-te-ral-men-te, de todos los agoreros que se han pasado la última semana y media diciendo que los nuestros no valían para nada, que Del Bosque era un inútil, que nuestro fútbol era rácano (es difícil ser rácano con un 70% de posesión), que Chile nos iba a ganar, que Portugal nos iba a dar una soba, que Paraguay eran unas marías y que Alemania nos iba a destrozar. Pues aquí estamos, esperando a la final del domingo frente a Holanda.



He comentado este afán derrotista tan recalcitrante y tan español con un eminente psicólogo del que tengo la fortuna de ser amigo y me ha explicado que es una conducta muy lógica cuando alguien teme perder algo que realmente le importa. No te ilusionas con algo porque así, si no lo consigues, no sufres una decepción.

Esto explica la actitud de los niños que habiendo suspendido no estudian; no es una forma de rebelarse contra sus padres sino de poder superar la decepción de volver a suspender. Pretenden que no les importa y así, suspender no supondrá un fracaso.

No pido salir a una chica para que no me diga que no; no me ilusiono con una relación por si acaba saliendo mal; no me emociono con la selección y les pongo a parir porque si pierden siempre puedo decir que ya lo sabía y en esta línea, más de lo mismo.

En definitiva, señoras y señores: NO VIVO LA VIDA, ME LIMITO A CONTEMPLARLA; NO CORRO RIESGOS PERO ME CEBO CON LOS QUE SÍ LOS CORREN.

Apoyad a la selección o no, lo que queráis, pero por favor, VIVID.



Yo, por respeto a Paul, no voy a comer pulpo durante el próximo mes.

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