Bienvenidos

Pocas cosas tienen tanta importancia como creemos

domingo, 29 de enero de 2012

TAL CUAL

Una amiga de la familia ha fallecido este fin de semana; tristes y muy dolorosos los últimos días de su vida. Ha demostrado gran valor y entereza para afrontar una sentencia de muerte segura: ELA. Una enfermedad extraña y compleja para la que no existe cura y que, tarde o temprano, se lleva a todos aquellos que toca con su garra helada. En su caso, fue fulgurante. Se lo diagnosticaron la primera semana de octubre y hasta aquí ha tenido fuerzas para luchar. Pocos días antes de morir, ella recordaba junto a mi madre que la última cosa que había podido hacer, una vez le diagnosticaron la enfermedad, fue ir a ver La cena de los idiotas con Agustín Jiménez y conmigo en el papel de anfitrión. Lo disfrutó mucho, se rió y durante dos horas conseguimos que se olvidara de su terrible enfermedad.
Cuando me lo contaron, me emocioné.
Amigos míos no han entendido nunca cómo puedo soportar los insultos gratuitos en mi colaboración semanal de Marca. Pues porque son cuatro frustrados que encuentran amparo en el anonimato y que lo único que buscan es algo de notoriedad para sus tristes vidas. Porque, por cosas como la que os acabo de importar, me importan una mierda sus insultos. 
Me gusta pensar que con mi humor contribuyo a que algunas personas sean un poco más felices.

1 comentario:

  1. Soy de los que pienso que cuando un médico le pone fecha de caducidad a tu vida todo se derrumba ante ti. Todas las ilusiones, sueños, planes de futuro se esfuman pero creo que, a cambio, disfrutas el día a día y cada instante de la vida de una forma que una persona sana y que crea tener "toda" una vida por delante jamás hará.

    ResponderEliminar