Espectacular, mágico, único, inigualable... Podría seguir así todo el día. El pásado sábado 20 de marzo "Star Wars in concert" llegó a Madrid. Dos únicas sesiones y después, a continuar su gira triunfal por todo el mundo. Da igual dónde busques las reseñas sobre el concierto, los comentarios, las críticas: unanimidad total en todos los foros. SU-BLI-ME.
La interpretación de la Royal Philarmonic Concert Orchestra, sensacional; la presentación en directo de Anthony Daniels (C3PO), genial; el montaje de escenas de las películas ideado por Lucas para acompañar la música; inolvidable; la calidad de la imagen en la pantalla gigante de tres pisos de altura; asombrosa; los efectos de luz y sonido que acompañaron toda la velada; perfectos; el público, entregado, superado, abrumado... FELIZ. Eso es lo más importante; miraras donde miraras sólo veías caras de asombro y felicidad. Daba igual que fueran fanáticos de la saga o que no hubieran visto jamás las películas; el espectáculo que han conseguido montar George Lucas y John Williams llega a todos por igual.
Me asombró el comportamiento de los más pequeños. A priori, por cuidado que esté el producto final, un concierto de música clásica no es lugar para niños, algunos de tres o cuatro años nada más. Mis peores temores no parecían infundados: hasta un momento antes de comenzar el concierto, corrían, gritaban, trepaban por los asientos, se pegaban con sus hermanos... Desde el preciso instante en el que se apagó la luz y escucharon la fanfarria inicial, ya no pudieron hacer nada por escapar: habían sido abducidos por la Magia.
Al acabar el concierto de dos horas de duración, ver cómo todo el pabellón de los Deportes se ponía en pie para ovacionar a la orquesta y a Anthony Daniels fue algo electrizante. Pero, cuando tras varios saludos nos preguntaron si queríamos un bis, todos gritamos con un rugido de una sola voz ¡siiií! y los músicos comenzaron a tocar, de nuevo, la marcha imperial... Eso, eso se quedará ahí para siempre, en ese rincón del corazón donde guardamos las sensaciones más hermosas de nuestras vidas.
Y gracias a Mario y Elisa, que hicieron posible la magia.