Desde que estaba en el colegio (sí, ha llovido bastante), he tenido facilidad para imitar voces y diferentes personajes. Al principo era una afición, luego se convirtió en una profesión; en la radio, en campañas publicitarias, en la televisión... Siempre trabajos un tanto especiales y en los que nunca encontraréis la firma de Juan Solo. Me encanta poner la voz a algo y que los que lo escuchen no sepan que soy yo. Hay un par de personajes radiofónicos que llevan entre los oyentes más de diez años y sólo algunos están al tanto de mi secreto. Cuando alguien me descubre no me importa reconocerlo: me siento orgulloso y punto. Pero creo que ir desvelando por ahí mi identidad sería como explicar un truco de magia. Aunque, en un par de ocasiones, no he podido resistir la tentación; sólo por ver la cara que ponían.
Una de mis ocupaciones principales durante un par de años fue la de poner voces a muchísimos de esos mensajes que te bajabas para tu teléfono móvil: dibujos animados felicitando el cumpleaños a alguien, pijos invitándote a su fiesta, deportistas famosos que te avisaban de que tenías una llamada... Al principio, era un trabajo fácil, pero cuando el mercado empezó a saturarse no paraban de pedirte encargos cada vez más rocambolescos e imposibles. Y aquí es donde entra el protagonista del siguiente video. A algún ejecutivo se le metía en la cabeza que el politono del famosete de turno de Gran Hermano sería la bomba y que todos los adolescentes (que eran los clientes que mantenían el negocio) estarían dispuestos a bajárselo por un par de euros. Pero nadie imitaba al personaje en cuestión así que le llamaban directamente a él. Y ahí comenzaban los problemas.
Forma parte de una campaña publicitaria para que tu tomtom tenga las voces de los personajes de Star Wars. Mola, ¿eh?
¿DONDE LO VENDEN?, LO QUIERO!!!!!!!!!!!!
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