Bienvenidos

Pocas cosas tienen tanta importancia como creemos

miércoles, 28 de julio de 2010

ARTISTA POLIFACÉTICO

Hay una generación entera de niños españoles que ha crecido con el Equipo A y el Coche fantástico. Estas series marcaron su infancia y sus veranos. Bueno, gracias a las reposiciones, el Equipo A ha llenado más veranos de los que puedo recordar. Después llegaron los Vigilantes de la Playa y produjeron un profundo impacto en muchos críos y en otros no tan críos. El Coche Fantástico lo pilotaba Michael Knight y el jefe de los Vigilantes era Mitch Buchanan, ambos personajes interpretados "magistralmente" por David Hasselhoff, ese gran actor que (citando a mi amigo Sergio Fernández El Monaguillo) se peinaba con un ventilador. Hubo quien dijo que David Hasselhoff no sabía interpretar y que se limitaba a colocarse delante de las cámaras. No estoy de acuerdo; hay que fijarse en los matices de sus interpretaciones: Michael llevaba chupa de cuero y un reloj para hablar con KITT; Mitch Buchanan iba en bañador y llevaba reloj acuático.


Lo que quizá no sepáis todos es que David Hasselhoff también es cantante y debo admitir que no lo hace mal. En estas fechas en las que aprieta el calor, os dejo un video con el que alucinaréis; os doy mi palabra. Por favor, no os perdáis el momento en el que atrapa el salmón.




Impagable el momento africano.

domingo, 18 de julio de 2010

LA TERMINAL

El viernes actué en Palma de Mallorca y ayer sábado volví a disfrutar de una de esas escenas memorables de terminal de aeropuerto.
Nunca he entendido la afición de la gente por hacer cola en cualquier sitio. Agustín Jiménez y yo, mientras trabajábamos en la Expo 92 de Sevilla nos divertíamos empezando una cola ficticia en cualquier  lugar Uno se ponía delante, el otro detrás, y al poco tiempo ya había 15 ó 20 personas en fila esperando a que se abriera aquella puerta (que solía ser una salida de emergencia o un acceso de servicio). Recuerdo que en el Pabellón de Chile llegaron a juntarse casi 200 personas detrás de nosotros. Luego te marchabas tranquilamente y allí se quedaban. Lo mejor de todo fue que nadie nos preguntó JAMÁS qué hacíamos allí o para qué estábamos esperando. Se ponían detrás y listo.




Pero ayer no estaba en la Expo 92 sino en Palma de Mallorca. ¿Hay algún lugar más absurdo para hacer cola que la sala de embarque de un aeropuerto? Nadie va a quitarte tu asiento, lo tienes garantizado. Ya has facturado, sólo tienes que enseñar tu tarjeta de embarque y tu DNI y acceder al avión. Aún así, rápidamente se organizó la fila: tres, cuatro, diez, veinte... La gente empezó a ponerse nerviosa porque el avión llevaba algo de retraso. Saqué mi cuaderno y empecé a tomar nota de todo lo que veía para que mi memoria no me traicionara. Cuando escribí las primeras frases ya llevábamos esperando cerca de una hora. Con cada demora, resoplidos, protestas, ejercicios para desentumecer las articulaciones... Pero nadie abandonaba su puesto: morirían con las botas puestas, como el Séptimo de Caballería. Se anunció otro retraso de media hora, pero todos permanecieron firmes. Supongo que cuando llevas tanto tiempo haciendo el tonto es difícil asumirlo.
Un matrimonio mayor intentó colarse  hasta tres veces por tres sitios distintos, pero la formación resistió y repelió sus ataques. Apareció la típica supermamá con dos niños inquietos y molestos; de esos que no dan el coñazo a su madre para que no los castigue pero sí a todos los demás pasajeros. Cerca de mí una chica muy guapa con el rímel corrido por haber llorado. Sonó su teléfono; contestó. Primero, expresión incierta, después alegría y risas y por último más lágrimas y cara de no comprender la situación. Mala pinta...
La cola llegó hasta mi asiento. Hacía mucho calor y la espera estaba resultando interminable así que algunos pasajeros empezaron a ocupar los asientos que les permitían mantener el orden de la fila. Una señora insoportable me preguntó:

- ¿Eres el último?
- No, no estoy en la fila.
- Si estás en ese asiento tienes que estar en la fila.
- No. Llevo aquí sentado más de hora y media.
- Entonces eres el último; me pongo detrás de ti.
- NO. Ya le he dicho que no estoy en la fila; me da igual entrar dentro de cinco minutos o de siete.
- Si no estás en la cola tienes que dejarle ese asiento a otra persona.

Ese momento de tensión fue interrumpido por una azafata de la compañía que anunció a través del micrófono un cambio de puerta. ¡Jajajajajajajaja! ¡Tanto esperar para nada! ¡Horror! ¡Histeria! Estampida de pasajeros cargando con las maletas, la supermamá tirando de sus hijos como si fueran fardos de lana, personas saltando por encima de los equipajes, carreras, resbalones... Yo me lo tomé con calma y acabé de escribir esto. ¿Sabéis qué? Cogí mi avión con tres horas de retraso; como todos los demás.

¿Qué demonios le pasa a la gente?

jueves, 8 de julio de 2010

COMPLEJOS

Hacía mucho que no me pasaba por aquí pero no ha sido por dejación, creedme. "Solo en casa" acabó con gran éxito en el teatro Alcázar; hubo a quien le pareció una apuesta muy arriesgada y quien me vaticinó un estupendo batacazo. También hubo quien desapareció, como absorbido por otra dimensión; los mal pensados dicen que estaban esperando a que las cosas me salieran mal para aparecer pero yo creo que, simplemente, se les olvidó apoyar a un compañero en una aventura tan arriesgada. Pero también hubo personas cuya opinión valoro enormemente,  amigos y profesionales, que vinieron, y con sus consejos y su sola presencia me ayudaron a seguir luchando y a mejorar. GRACIAS.

Por fortuna, las cosas salieron bien. Eso sí, competir contra el puente del 1 y 2 de mayo, la final de la liga con todos los partidos a las 21.00 del sábado 8, la fiesta de San Isidro con la Gran Vía cortada, la final de la Champions en Madrid el fin de semana siguiente, el puente del 1 de junio y, para terminar el mundial y el España-Chile el día que despedía la temporada en el teatro Alcázar, han servido para poner a prueba mis nervios y dejarme al borde de la catatonia. Por fortuna, se ha cerrado la temporada con un buen sabor de boca y nos planteamos una segunda. Quería arriesgarme y lo hice; me podía haber salido mal pero lo importante era intentarlo.

Acaba de terminar el partido contra Alemania y ya sabemos que España jugará la final contra Holanda. Me he hartado, li-te-ral-men-te, de todos los agoreros que se han pasado la última semana y media diciendo que los nuestros no valían para nada, que Del Bosque era un inútil, que nuestro fútbol era rácano (es difícil ser rácano con un 70% de posesión), que Chile nos iba a ganar, que Portugal nos iba a dar una soba, que Paraguay eran unas marías y que Alemania nos iba a destrozar. Pues aquí estamos, esperando a la final del domingo frente a Holanda.



He comentado este afán derrotista tan recalcitrante y tan español con un eminente psicólogo del que tengo la fortuna de ser amigo y me ha explicado que es una conducta muy lógica cuando alguien teme perder algo que realmente le importa. No te ilusionas con algo porque así, si no lo consigues, no sufres una decepción.

Esto explica la actitud de los niños que habiendo suspendido no estudian; no es una forma de rebelarse contra sus padres sino de poder superar la decepción de volver a suspender. Pretenden que no les importa y así, suspender no supondrá un fracaso.

No pido salir a una chica para que no me diga que no; no me ilusiono con una relación por si acaba saliendo mal; no me emociono con la selección y les pongo a parir porque si pierden siempre puedo decir que ya lo sabía y en esta línea, más de lo mismo.

En definitiva, señoras y señores: NO VIVO LA VIDA, ME LIMITO A CONTEMPLARLA; NO CORRO RIESGOS PERO ME CEBO CON LOS QUE SÍ LOS CORREN.

Apoyad a la selección o no, lo que queráis, pero por favor, VIVID.



Yo, por respeto a Paul, no voy a comer pulpo durante el próximo mes.